martes, 5 de enero de 2010

Y...volar!

Subo al tren, los nervio me recorre todo el cuerpo, ¿ hacia donde vamos?, nadie lo sabe. Mil personas en el vagón guardan las distancias, y al subir veo como sus miradas furtivas clavadas en mi, me hacen caminar insegura, dudo de lo que soy, deseo ser otra.

Nadie quiere cerca a una chica con mis pintas, lo sé, así que busco un lugar donde sentarme, sola, sin molestar a nadie, oculta entre la multitud, esta vez prefiero no destacar.

Todo el mundo a bordo, comienza el viaje. Miles de voces entran y salen de mi, el llanto de un bebe y la madre que lo alivia a mi derecha, la chica del fondo que discute con su novio por teléfono, la pareja de ancianos que están ahí enfrente, miles de vidas diferentes con un mismo destino, la esclavitud.

Cuerpos esclavos de un mundo en el que todo vale con tal de conseguir dinero, cadenas con grilletes que nos obligan a ser consumistas, cerrojos en las puertas de la libertad, esposas que nos retienen y nos obligan a ser algo que no somos para poder sobrevivir en esta jungla de asfalto. Tu cuerpo queda encerrado en un mundo donde los monstruos mandan. Pero ante todo aun queda una salida.

Cojo el auricular, lo coloco en mi oreja, siento como la música comienza a entrar en mi cuerpo, cada nota recorre cada rincón, cada uno de esos sonidos me aparta de lo que ocurre a mi alrededor, ya no escucho a ese niño llorar, ni a la chica del fondo, ahora solo existo YO!

Mi cuerpo queda encerrado en la esclavitud, pero mi alma es envuelta por esas notas que recorren mi cuerpo y la elevan hasta lo mas alto. Lugar donde no existen cerrojos ni cadenas, donde todo es posible, donde puede ser libre. Aquí puedo ser YO y nada malo ocurrirá.

Mi alma se adentra en ese mundo que queda inalcanzable para mi vista, no lo veo, pero soy capaz de sentirlo, cada una de esas sensaciones me recorren cada una de las venas, y con las cadenas aun envueltas, puedo sentirme segura y lo mejor de todo, puedo sentirme libre sentada en ese asiento, entre la esclavitud.

Quien podría decir que la libertad está a un solo paso, que con un simple gesto, soy capaz de VOLAR.

Libérame!

Esto ya me queda grande,
demasiado recae sobre mi sangre.

Nacida con un poder para cambiar el mundo,
aunque encerrado y bien oculto,
en ese collar que lleva en su cuello
que a la vista queda tan bello.

Atrapada esa alma en ese collar,
deseando poderse desatar,
y el poder que oculta liberar.